Por no dejar dientes largos a los lectores, les transcribo el pasajito que dedica a Ciudad Real (pp. 291-292) nuestro viajero alemán durante la Guerra de la Independencia. Es este
Beginnen wir mit Ciudad Real, der ummauerten Hauptstadt derselben, die ihr Wiederaufblühen einzig dem menschenfreundlichen Kardinal Lorenzana durch Belebung des gänzlich gesunkenen Gewerbfleißes zu verdanken hat. Haupinahrungsquellen ihrer 9000 Einwohner sind gut eingerichtete Gerbereien und Espartospinnereien, eine Handschuhfabrik, Schaas und Maulthierzucht, wozu die benachbarten kräuterreichen Berge sich vorzugsweise eignen und die bei Weitem besten Maulesel im ganzen Königreiche liefern. Dagegen fällt ihre Getreide-, Wein- und' Oehlernte wegen ihrer etwas trockenen und magern Felder nur in nassen Iahrgängen reichlich aus. Den Ort selbst angehend, der etwa anderthalb Leguas von der Guadiana entfernt ist; so hat derselbe mit seinen sechs Thoren, fünf Hospitälern, einem Kollegium der barmherzigen Brüder, sechs Manns- und drei Frauenklöstern, zwei Kapellen und drei Pfarrkirchen, meist saubern Häusern und regelmäßigen, reinlichen Straßen ein ziemlich hübsches Aussehen. Gedachte Stiftung der Barmherzigen ist ebenfalls ein Denkmal der Liebe des hochsinnigen Lorenzana, der für das prächtige Gebäude allein, worin jedoch nur Manchegos (Eingeborne der Provinz Mäncha) Aufnahme und Pflege sinden, die Summe von zwei Millionen Reälen aufgewendet hat. Uebrigens der ehemalige Hauptsitz der alten Santa Hermandad, deren Geschäft es mitunter auch war, das Land von der Menge Räuber, die es unsicher machten, zu reinigen, ist Ciudad Real, sonst auch Pozuelo genannt, gegenwärtig die Residenz des Intendanten der Provinz, welcher zur Zeit der Napoleonschen Occupation des Landes seinen Sitz in Manzanares hatte, und eines Generalvilars des Erzbischofs von Toledo.
Mi pésima traducción es la siguiente:
Si comenzamos con el mismo amurallado Ciudad Real, es una capital de 9000 habitantes que se había dejado hundir comercialmente y debe por entero su nuevo florecimiento al filantrópico cardenal Lorenzana, por cuyo estímulo y diligencia se han creado buenas curtidurías y fábricas de sacas de esparto y una fábrica de guantes, pues son preferibles para el ganado las montañas vecinas ricas en pasto y suministran las mejores mulas extranjeras al Imperio entero. El lugar se encuentra aproximadamente a una legua y media del Guadiana; posee seis Torres, cinco Hospitales, una Escuela, el Hospital de la Misericordia, seis monasterios de hombres y tres conventos de mujeres, dos capillas y tres iglesias parroquiales, casas y calles regulares inmaculadas y un aspecto bastante hermoso. La corporación del Hospital de la Misericordia es también un monumento del alto e inteligente amor de Lorenzana, un edificio magnífico, que no lo es sin embargo para los manchegos. Para su administración y cuidado dispuso la renta de dos millones de reales. Por cierto que está aquí en Ciudad Real, antiguamente llamada Pozuelo, la antigua sede de la Santa Hermandad Vieja cuya dedicación era limpiar y librar a esta tierra de la cantidad de ladrones que la hicieron insegura. Hoy es la residencia del Jefe de la provincia, que en el momento de la ocupación napoleónica de estas tierras tenía su sede en Manzanares, y de un vicario del arzobispo de Toledo.
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