I
Pilar Álvarez, Elisa silió, F. Javier Barroso, "Una adolescente discapacitada se suicida tras sufrir acoso escolar", El País, 22-V-2015:
Una chica de 16 años se ha suicidado este viernes en Madrid. Se despidió de sus amigas por WhatsApp y se tiró al vacío desde la sexta planta de su bloque de pisos. Estudiaba en un instituto del sur de Madrid capital, en el que había padecido acoso escolar, según denunció su familia hace apenas un mes. La menor, con discapacidad intelectual y motora, contó a sus profesoras que otro alumno del centro le exigía dinero y la coaccionaba con mensajes.
“Estoy cansada de vivir”, escribió la chica en un mensaje de teléfono a sus amigas antes de arrojarse por el hueco de las escaleras. Lo hizo en la vivienda familiar que compartía con su hermano menor y sus padres en el barrio de Usera, al sur de Madrid capital. Era un poco antes de las nueve de la mañana, cuando en el instituto al que asistía estaban empezando las clases un día más. La familia relaciona directamente el hecho con un caso de acoso escolar a la chica que detectó el centro y que sus padres habían denunciado ante la policía.
"Estoy cansada de vivir", escribió a sus amigas en un mensaje.
Hace aproximadamente un mes, la familia presentó una denuncia en la comisaría del barrio después de que las tutoras de la menor avisaran a la madre de la chica de que estaba sufriendo acoso escolar por parte de un compañero del centro. Le exigía dinero y ella se puso a trabajar para conseguirlo. “Cuidaba de gente mayor y juntó los 50 euros que le pedía este sinvergüenza”, relataba conmocionado su tío a EL PAÍS en el rellano de la vivienda de la abuela, situada en otro barrio obrero de la capital, el Pozo del Tío Raimundo.
La alumna sufría una discapacidad motora y otra intelectual “de entre el 30% y el 40% que le hacía comportarse como una niña de 10 años”, según su tío. Repitió un curso y este año asistía a 2º de la ESO en el instituto en el que, según fuentes del centro, varios menores tuvieron que ser atendidos por los médicos por “ataques de ansiedad” tras conocer lo que le había pasado a la muchacha.
Fuentes de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid aseguran que no les constaba que esta menor hubiera tenido algún problema psicológico ni enfrentamientos anteriores con otros alumnos, un extremo que desmienten tanto la familia como las fuentes del centro consultadas por EL PAÍS.
Tras conocer la muerte de la estudiante, Educación envió al centro a un psicólogo y a dos inspectores que están valorando qué ha ocurrido, después de reunirse con profesores y con la única orientadora del instituto, al que acuden unos 1.200 alumnos. Sus familias han protagonizado distintas movilizaciones en los últimos años para pedir mejores dotaciones y más personal. La consejería ha anunciado que a partir del próximo lunes todos los alumnos que lo requieran serán tratados por especialistas.
Según el tío de la menor, esta le relató a sus profesoras el supuesto acoso del que era víctima y les enseñó los mensajes que recibía del chico. “No era la única a la que tenía atemorizada en el instituto, pero sí la única que lo denunció”, explica el mismo familiar.
Las tutoras avisaron a la madre de la chica, una niña “amable, superbuena y muy protectora con su hermano menor” que “reventó y contó su caso”. Ni su madre ni el resto de familiares llegaron a ver los mensajes enviados por el supuesto acosador. Cuando acudieron a presentar la denuncia a la comisaría, ella los había borrado.
Los docentes habían citado a la familia el próximo lunes en el centro para abordar el caso, según su tío, porque el pasado jueves la notaron muy nerviosa. Pero no dio tiempo: la joven ya no volverá a clase.
Pilar Álvarez, "El instituto avisó a la familia del acosador de la joven que se mató. El centro madrileño donde se sucidió una menor había activado el protocolo por acoso", El País, 23 MAY 2015 - 23:51:
El instituto del sur de Madrid cuya alumna se suicidó el pasado viernes tras un presunto caso de acoso escolar ha abierto sus puertas a pesar de ser sábado. El director del centro convocó a los profesores a una reunión urgente ante el suceso que ha conmocionado a la comunidad educativa y por la tarde lo hicieron también los padres de los alumnos.
La menor, una estudiante con discapacidad intelectual y motora de 16 años de edad, se precipitó desde la sexta planta de su bloque de pisos el viernes tras despedirse de sus amigas por WhatsApp. “Estoy cansada de vivir”, les escribió.
La familia, que reside en el barrio de Usera, había presentado una denuncia en la comisaría hace aproximadamente un mes por un supuesto caso de acoso contra un compañero del centro, que al parecer le exigía dinero y la coaccionaba con mensajes telefónicos. Fueron los docentes del instituto, a quienes la chica contó lo que estaba pasando, los que avisaron a la familia.
Antes del suceso, de hecho, los responsables del centro se habían reunido por separado con la familia de la víctima y del supuesto acosador, según señalan fuentes del instituto y del AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) a este periódico. Estaba prevista una nueva reunión con la madre de ella el próximo lunes porque sus profesoras la encontraron “muy nerviosa” el pasado jueves, según la familia.
El instituto había puesto hace ya dos meses en marcha el protocolo de actuación previsto en caso de acoso, según fuentes del centro y del AMPA. Los padres de alumnos habían presentado numerosas denuncias en el pasado por la falta de medios y de personal del centro, calificado como de difícil desempeño. Tiene 1.200 alumnos, 60 de ellos con necesidades especiales, y una única orientadora para atenderlos. La Unesco recomienda que haya uno por cada 250 alumnos, según señala la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE), aunque la media española es de uno por cada 1.800 estudiantes, añaden.
En caso de acoso, el protocolo de la Comunidad de Madrid establece que se debe comunicar “de inmediato” a las familias de ambos implicados “y a la inspección educativa”. Fuentes del AMPA señalan que la orientadora del centro cumplió todos los pasos y lo comunicó a la inspectora. Un portavoz de la Consejería de Educación negó ayer que la inspección hubiese sido informada de este asunto antes del suicidio.
El citado protocolo prevé también que se sancione al acosador por una falta muy grave que puede suponer, entre otras medidas, la realización de actividades fuera del centro para “reparar los daños causados” o que el alumno sea expulsado hasta un mes.
La familia de la víctima —que asegura que la menor llegó a trabajar con mayores para pagar al chico— señala que éste nunca fue expulsado y que tenía problemas también con otros alumnos. Educación no se pronunciará sobre lo ocurrido, según un portavoz, hasta que no concluya la investigación abierta el viernes.
“Tenían una orientadora donde debía haber cinco”
Un caso de acoso escolar requiere vigilar muchos frentes. El principal es atender a la víctima. “Hay que escuchar al alumno y seguir adelante con la atención posterior”, explica la presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE), Ana Cobos, que respalda la actuación de la orientadora del centro madrileño. “Nos consta que trabajó en este sentido”, señala.
Cobos, que mostró su pesar por el “tristísimo” suceso del instituto madrileño, sostiene que casos “excepcionales” como este representan “un fracaso de todos”. “En el acoso, y por eso es tan peligroso, hay uno o dos alumnos que actúan pero alrededor están los espectadores. Son los que conocen lo que ocurre y no hacen nada por cambiar la situación. Debemos esforzarnos por proteger al que avisa, al chivato, que no está bien visto en nuestra sociedad”.
La presidenta de los orientadores de España también considera que “no es razonable” que en un centro con 1.200 alumnos trabajara solo una orientadora. La Unesco recomienda un especialista por cada 250 estudiantes para garantizar las labores de prevención. “Este centro debería tener al menos cinco”, critica. La media española es de uno por cada 1.800 alumnos, según las estimaciones de su organización. “Hay una falta de sensibilidad de todas las administraciones agudizada por la crisis. ¿Cómo vamos a hacer un trabajo de calidad así?”, concluye
Pilar Álvarez, Elisa Silió, "El acosador de la niña que se suicidó: “O me das 50 euros o voy a pegarte”. La familia de la estudiante presentó dos denuncias por acoso. En la segunda habla de "cuatro o cinco" vejadores" El País, 26 V 2015:
El relato de lo que padeció la adolescente que supuestamente sufría acoso escolar antes de saltar al vacío el pasado viernes consta en una denuncia policial del 29 de abril. “Guarra, ¿qué dices de mí? Voy a ir a pegarte con mis primas. Me cago en tus muertos. Me vas a dar 50 euros o voy a ir con mis primas y más gente a pegarte”, le escribió su acosador. En esa denuncia, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, relata los abusos un grupo de “unos cuatro o cinco alumnos más”. En las redes circulan ahora los nombres de esos presuntos agresores. La alarma ha cundido de nuevo en el centro, que quiere parar las especulaciones.
La menor fallecida, de 16 años de edad, fue con su madre a la comisaría el 29 de abril por recomendación del instituto en el que estudiaba, el Ciudad de Jaén (Usera), que ayer amaneció de luto con flores, velas y fotos de la chica suicidada en el patio. La adolescente, tímida y discreta, según sus compañeros, había contado a sus profesores lo que estaba padeciendo. En la primera denuncia policial —que la familia ampliaría en comisaría el pasado 18 de mayo— cuenta cómo recibía mensajes de audio y texto desde el número de teléfono del supuesto acosador, de 17 años. El primero al que hace referencia es del 15 de febrero, más de tres meses antes de su muerte. Él le exigía dinero y la insultaba por el móvil y en persona. En una ocasión, quedaron en la puerta del centro para que ella le entregara 50 euros. Había tenido que dedicarse a a hacer recados para reunir el dinero en las dos semanas de plazo que le había fijado el menor, que los usó para comprarse el abono de transporte público.
Cuando el chico se enteró de que lo había contado en el instituto, la abordó en el patio: “¿Por qué lo has contado? Si sigues hablando, van a venir mis primas a por ti”, amenazó. Los profesores conocían esos mensajes, según consta en la denuncia.
La chica contó también, y así lo recoge el escrito policial, que el menor denunciado había aplicado “hechos similares a otras compañeras del instituto, teniendo conocimiento de tales hechos la dirección del citado instituto”.
Conciencia tranquila
La dirección y un grupo de docentes consultados sostienen que el protocolo fijado se activó. “Tenemos la conciencia tranquila de haber hecho todo lo posible para ayudarla”, escribió ayer en la web del instituto el director, Luis Carlos Pérez Aguado, a quien le han abierto un expediente disciplinario. Los docentes avisaron y se reunieron con ambas familias y, según señalan distintas fuentes del centro, se rellenó el protocolo de acoso —un procedimiento burocrático muy engorroso— pero la inspectora ojeó la documentación y no se la llevó. Días después, el 14 de mayo, según los profesores, la jefa de estudios coincidió con la inspectora tras declarar en comisaría —por la denuncia de la niña— y le insistió en la gravedad del asunto.
La Consejería de Educación de Madrid sostiene justo lo contrario y ayer suspendió de sus funciones al director. “Ha incumplido el protocolo de actuación para los supuestos de acoso escolar, al conocer el caso previamente y no haber elevado la denuncia a la Dirección de Área Territorial o a la Inspección Educativa”, señala la nota enviada por la consejería. En el centro aseguran que el director se enteró por los medios de su expediente.
Pero no solo el centro y supuestamente también la inspección conocían lo que estaba pasando. La policía también sabía de las amenazas. La menor, con una leve discapacidad intelectual ("tenía problemas con el lenguaje técnico", explicó un profesor), volvió con su madre el 18 de mayo a la comisaría de Usera para ampliar la denuncia y explicarle a los policías que no actuaba solo un acosador, sino un grupo.
"Eras valiente, la clase, sin ti no va a ser lo mismo”
La alumna acosada, tímida y retraída, no era muy popular en un instituto masificado, que acoge a unos 1.200 estudiantes. Pero sí muy querida entre los más cercanos que ayer, como el resto de compañeros, le rindieron homenaje en el patio del Ciudad de Jaén con un minuto de silencio a primera hora —al que se unieron muchos padres— y con un modesto “altar” de flores, velas y decenas de mensajes en post-it.“Eras una amiga que siempre se preocupaba por los demás y dabas la cara por los tuyos”, escribió una chica. “Siempre te ofrecías para salir a la pizarra. Eras muy valiente. La clase sin ti no va a ser lo mismo”, relata otro estudiante.
Muchos alumnos de este barrio madrileño remarcaban que “por fin” la adolescente sería feliz o estaría tranquila tras meses de angustia. Más de una vez se encararon con el acosador. “Déjala, vas a por la más débil”. Cuando el viernes, a última hora, les comunicaron a los adolescentes la muerte “por accidente” de su amiga, entre lloros repetían el nombre del acosador. “Ha sido por él”.
En este caso, la denuncia añade que acosador y víctima fueron amigos durante dos años. Después, ella comentó con otra alumna que “ya no se fiaba” de él. El chico se enteró y, a partir de ahí, “son constantes los insultos” que, según la denuncia, ocurrían en presencia del resto de compañeros de clase. La incluyó en un grupo de WhatsApp donde le mandaba “insultos y audios y tras esto se leía la palabra bullying, por lo que no llegó a descargarlos”, según la denuncia. Ella se salió varias veces del grupo “siendo de nuevo incluida para volver a ser insultada y vejada”. En ese grupo, prosigue, estaba el menor, otra joven de 16 años antigua alumna del centro y “cuatro o cinco alumnos más”. Le mandaron varios mensajes “con palabras tales como zorra, guarra, puta, repitiendo estas palabras una y otra vez”, según el escrito policial. También le llamaban de números ocultos. Nunca lo cogió.
En la denuncia cuenta que hubo compañeros que la defendieron recriminando los hechos al acosador. A ellos, la alumna agredida se dirigió en el grupo del WhatsApp de clase dándoles las gracias, según ha sabido este periódico. Ella era retraída y de pocos amigos, pero la clase reaccionaba en bloque a su favor.
“Descansa en paz”
Compañeros de la chica explicaron ayer en el instituto que el alumno “le tiraba agua, le daba codazos y la obligaba a hacerle trabajos escolares”. Su familia relató que se había puesto a hacer recados para personas mayores para poder abonar los 50 euros que él le exigía.
Varios profesores señalaron ayer a EL PAÍS que el acosador “también era una víctima”, un chico con malas calificaciones, y una situación familiar “muy complicada”. En vez de expulsarlo a su casa, llevaba 10 días encerrado en la jefatura de estudios durante el horario lectivo sin salir ni en los recreos y sin móvil, por lo que supuestamente hacía días que no podía ponerse en contacto con ella mientras estaba en el instituto. En el WhatsApp del chico luce un lazo negro. En el perfil de presentación hay tres caritas tristes y un “Descansa en paz…”.
II
Pilar Álvarez, "El instituto avisó a la familia del acosador de la joven que se mató. El centro madrileño donde se sucidió una menor había activado el protocolo por acoso", El País, 23 MAY 2015 - 23:51:
El instituto del sur de Madrid cuya alumna se suicidó el pasado viernes tras un presunto caso de acoso escolar ha abierto sus puertas a pesar de ser sábado. El director del centro convocó a los profesores a una reunión urgente ante el suceso que ha conmocionado a la comunidad educativa y por la tarde lo hicieron también los padres de los alumnos.
La menor, una estudiante con discapacidad intelectual y motora de 16 años de edad, se precipitó desde la sexta planta de su bloque de pisos el viernes tras despedirse de sus amigas por WhatsApp. “Estoy cansada de vivir”, les escribió.
La familia, que reside en el barrio de Usera, había presentado una denuncia en la comisaría hace aproximadamente un mes por un supuesto caso de acoso contra un compañero del centro, que al parecer le exigía dinero y la coaccionaba con mensajes telefónicos. Fueron los docentes del instituto, a quienes la chica contó lo que estaba pasando, los que avisaron a la familia.
Antes del suceso, de hecho, los responsables del centro se habían reunido por separado con la familia de la víctima y del supuesto acosador, según señalan fuentes del instituto y del AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) a este periódico. Estaba prevista una nueva reunión con la madre de ella el próximo lunes porque sus profesoras la encontraron “muy nerviosa” el pasado jueves, según la familia.
El instituto había puesto hace ya dos meses en marcha el protocolo de actuación previsto en caso de acoso, según fuentes del centro y del AMPA. Los padres de alumnos habían presentado numerosas denuncias en el pasado por la falta de medios y de personal del centro, calificado como de difícil desempeño. Tiene 1.200 alumnos, 60 de ellos con necesidades especiales, y una única orientadora para atenderlos. La Unesco recomienda que haya uno por cada 250 alumnos, según señala la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE), aunque la media española es de uno por cada 1.800 estudiantes, añaden.
En caso de acoso, el protocolo de la Comunidad de Madrid establece que se debe comunicar “de inmediato” a las familias de ambos implicados “y a la inspección educativa”. Fuentes del AMPA señalan que la orientadora del centro cumplió todos los pasos y lo comunicó a la inspectora. Un portavoz de la Consejería de Educación negó ayer que la inspección hubiese sido informada de este asunto antes del suicidio.
El citado protocolo prevé también que se sancione al acosador por una falta muy grave que puede suponer, entre otras medidas, la realización de actividades fuera del centro para “reparar los daños causados” o que el alumno sea expulsado hasta un mes.
La familia de la víctima —que asegura que la menor llegó a trabajar con mayores para pagar al chico— señala que éste nunca fue expulsado y que tenía problemas también con otros alumnos. Educación no se pronunciará sobre lo ocurrido, según un portavoz, hasta que no concluya la investigación abierta el viernes.
“Tenían una orientadora donde debía haber cinco”
Un caso de acoso escolar requiere vigilar muchos frentes. El principal es atender a la víctima. “Hay que escuchar al alumno y seguir adelante con la atención posterior”, explica la presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE), Ana Cobos, que respalda la actuación de la orientadora del centro madrileño. “Nos consta que trabajó en este sentido”, señala.
Cobos, que mostró su pesar por el “tristísimo” suceso del instituto madrileño, sostiene que casos “excepcionales” como este representan “un fracaso de todos”. “En el acoso, y por eso es tan peligroso, hay uno o dos alumnos que actúan pero alrededor están los espectadores. Son los que conocen lo que ocurre y no hacen nada por cambiar la situación. Debemos esforzarnos por proteger al que avisa, al chivato, que no está bien visto en nuestra sociedad”.
La presidenta de los orientadores de España también considera que “no es razonable” que en un centro con 1.200 alumnos trabajara solo una orientadora. La Unesco recomienda un especialista por cada 250 estudiantes para garantizar las labores de prevención. “Este centro debería tener al menos cinco”, critica. La media española es de uno por cada 1.800 alumnos, según las estimaciones de su organización. “Hay una falta de sensibilidad de todas las administraciones agudizada por la crisis. ¿Cómo vamos a hacer un trabajo de calidad así?”, concluye
III
Pilar Álvarez, Elisa Silió, "El acosador de la niña que se suicidó: “O me das 50 euros o voy a pegarte”. La familia de la estudiante presentó dos denuncias por acoso. En la segunda habla de "cuatro o cinco" vejadores" El País, 26 V 2015:
El relato de lo que padeció la adolescente que supuestamente sufría acoso escolar antes de saltar al vacío el pasado viernes consta en una denuncia policial del 29 de abril. “Guarra, ¿qué dices de mí? Voy a ir a pegarte con mis primas. Me cago en tus muertos. Me vas a dar 50 euros o voy a ir con mis primas y más gente a pegarte”, le escribió su acosador. En esa denuncia, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, relata los abusos un grupo de “unos cuatro o cinco alumnos más”. En las redes circulan ahora los nombres de esos presuntos agresores. La alarma ha cundido de nuevo en el centro, que quiere parar las especulaciones.
La menor fallecida, de 16 años de edad, fue con su madre a la comisaría el 29 de abril por recomendación del instituto en el que estudiaba, el Ciudad de Jaén (Usera), que ayer amaneció de luto con flores, velas y fotos de la chica suicidada en el patio. La adolescente, tímida y discreta, según sus compañeros, había contado a sus profesores lo que estaba padeciendo. En la primera denuncia policial —que la familia ampliaría en comisaría el pasado 18 de mayo— cuenta cómo recibía mensajes de audio y texto desde el número de teléfono del supuesto acosador, de 17 años. El primero al que hace referencia es del 15 de febrero, más de tres meses antes de su muerte. Él le exigía dinero y la insultaba por el móvil y en persona. En una ocasión, quedaron en la puerta del centro para que ella le entregara 50 euros. Había tenido que dedicarse a a hacer recados para reunir el dinero en las dos semanas de plazo que le había fijado el menor, que los usó para comprarse el abono de transporte público.
Cuando el chico se enteró de que lo había contado en el instituto, la abordó en el patio: “¿Por qué lo has contado? Si sigues hablando, van a venir mis primas a por ti”, amenazó. Los profesores conocían esos mensajes, según consta en la denuncia.
La chica contó también, y así lo recoge el escrito policial, que el menor denunciado había aplicado “hechos similares a otras compañeras del instituto, teniendo conocimiento de tales hechos la dirección del citado instituto”.
Conciencia tranquila
La dirección y un grupo de docentes consultados sostienen que el protocolo fijado se activó. “Tenemos la conciencia tranquila de haber hecho todo lo posible para ayudarla”, escribió ayer en la web del instituto el director, Luis Carlos Pérez Aguado, a quien le han abierto un expediente disciplinario. Los docentes avisaron y se reunieron con ambas familias y, según señalan distintas fuentes del centro, se rellenó el protocolo de acoso —un procedimiento burocrático muy engorroso— pero la inspectora ojeó la documentación y no se la llevó. Días después, el 14 de mayo, según los profesores, la jefa de estudios coincidió con la inspectora tras declarar en comisaría —por la denuncia de la niña— y le insistió en la gravedad del asunto.
La Consejería de Educación de Madrid sostiene justo lo contrario y ayer suspendió de sus funciones al director. “Ha incumplido el protocolo de actuación para los supuestos de acoso escolar, al conocer el caso previamente y no haber elevado la denuncia a la Dirección de Área Territorial o a la Inspección Educativa”, señala la nota enviada por la consejería. En el centro aseguran que el director se enteró por los medios de su expediente.
Pero no solo el centro y supuestamente también la inspección conocían lo que estaba pasando. La policía también sabía de las amenazas. La menor, con una leve discapacidad intelectual ("tenía problemas con el lenguaje técnico", explicó un profesor), volvió con su madre el 18 de mayo a la comisaría de Usera para ampliar la denuncia y explicarle a los policías que no actuaba solo un acosador, sino un grupo.
"Eras valiente, la clase, sin ti no va a ser lo mismo”
La alumna acosada, tímida y retraída, no era muy popular en un instituto masificado, que acoge a unos 1.200 estudiantes. Pero sí muy querida entre los más cercanos que ayer, como el resto de compañeros, le rindieron homenaje en el patio del Ciudad de Jaén con un minuto de silencio a primera hora —al que se unieron muchos padres— y con un modesto “altar” de flores, velas y decenas de mensajes en post-it.“Eras una amiga que siempre se preocupaba por los demás y dabas la cara por los tuyos”, escribió una chica. “Siempre te ofrecías para salir a la pizarra. Eras muy valiente. La clase sin ti no va a ser lo mismo”, relata otro estudiante.
Muchos alumnos de este barrio madrileño remarcaban que “por fin” la adolescente sería feliz o estaría tranquila tras meses de angustia. Más de una vez se encararon con el acosador. “Déjala, vas a por la más débil”. Cuando el viernes, a última hora, les comunicaron a los adolescentes la muerte “por accidente” de su amiga, entre lloros repetían el nombre del acosador. “Ha sido por él”.
En este caso, la denuncia añade que acosador y víctima fueron amigos durante dos años. Después, ella comentó con otra alumna que “ya no se fiaba” de él. El chico se enteró y, a partir de ahí, “son constantes los insultos” que, según la denuncia, ocurrían en presencia del resto de compañeros de clase. La incluyó en un grupo de WhatsApp donde le mandaba “insultos y audios y tras esto se leía la palabra bullying, por lo que no llegó a descargarlos”, según la denuncia. Ella se salió varias veces del grupo “siendo de nuevo incluida para volver a ser insultada y vejada”. En ese grupo, prosigue, estaba el menor, otra joven de 16 años antigua alumna del centro y “cuatro o cinco alumnos más”. Le mandaron varios mensajes “con palabras tales como zorra, guarra, puta, repitiendo estas palabras una y otra vez”, según el escrito policial. También le llamaban de números ocultos. Nunca lo cogió.
En la denuncia cuenta que hubo compañeros que la defendieron recriminando los hechos al acosador. A ellos, la alumna agredida se dirigió en el grupo del WhatsApp de clase dándoles las gracias, según ha sabido este periódico. Ella era retraída y de pocos amigos, pero la clase reaccionaba en bloque a su favor.
“Descansa en paz”
Compañeros de la chica explicaron ayer en el instituto que el alumno “le tiraba agua, le daba codazos y la obligaba a hacerle trabajos escolares”. Su familia relató que se había puesto a hacer recados para personas mayores para poder abonar los 50 euros que él le exigía.
Varios profesores señalaron ayer a EL PAÍS que el acosador “también era una víctima”, un chico con malas calificaciones, y una situación familiar “muy complicada”. En vez de expulsarlo a su casa, llevaba 10 días encerrado en la jefatura de estudios durante el horario lectivo sin salir ni en los recreos y sin móvil, por lo que supuestamente hacía días que no podía ponerse en contacto con ella mientras estaba en el instituto. En el WhatsApp del chico luce un lazo negro. En el perfil de presentación hay tres caritas tristes y un “Descansa en paz…”.
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