Quique San Francisco, Pablo Motos y aquella noche de Xbox y cervezas
ESTHER MUCIENTES, 2 marzo 2021 - 11:29
Quique San Francisco y Pablo Motos eran mucho más que amigos. Pocas veces alguno de los dos habló de lo que realmente significaba el uno para el otro. Anoche, Pablo Motos despidió a Quique San Francisco con el mejor de los homenajes que le podía dar, con la risa
"I've got you under my skin / I have got you, deep in the heart of me...". Siempre que Quique San Francisco iba a El Hormiguero siempre sonaba Frank Sinatra y su I've got you under my skin. Anoche no iba a ser diferente, anoche sonó incluso más alto. Sólo faltó una cosa anoche en El Hormiguero, una cerveza fría y en vaso como las que se bebía Quique San Francisco. Pablo Motos no podía comenzar el programa ni terminarlo sin dedicarle el mejor homenaje que se le podía hacer a su más que amigo Quique San Francisco. El presentador aguantó las lágrimas, hizo de tripas corazón y dejó que fueran los recuerdos y las risas los que dieran el último adiós de El Hormiguero al hombre que "me ensenó a ser libre".
Que Quique San Francisco y Pablo Motos se querían no era ningún secreto. La última vez que el actor estuvo como invitado en El Hormiguero, después de pullas y golpes -porque se las metían dobladas-, ninguno de los dos aguantó la contención del directo y se dijeron sin remilgos lo que se querían y lo que se necesitaban el uno al otro. Lo normal cuando estaban juntos y se sentaban frente a frente era pensar que Pablo Motos había sido más de una vez la tabla de salvación de Quique San Francisco. Seguro que lo fue, pero la realidad, la que mostró anoche Pablo Motos en su emocionante despedida fue que en verdad quien le había salvado más de una vez era Quique San Francisco a él.
LA "VIDA SALVAJE" QUE ELIGIÓ QUIQUE SAN FRANCISCO
"Me enseñó a estar en un escenario, a sobrevivir en Madrid, me enseñó a entender a los artistas y me enseñó hasta que extremo una persona puede ser libre. Tú puedes ir a trabajar, puedes tener un horario, puedes obedecer a tu jefe o no, si no te da la gana, pues no. Y a Enrique no le daba la gana. Y como era libre decidió vivir por el lado salvaje de la vida", arrancó Pablo Motos el programa. "Los que estábamos al lado de él nunca nos aburríamos. A veces no tenía dinero, a veces le quitaban la luz, a veces se metía en problemas, pero si le preguntabas cómo estaba siempre te decía, 'bien, yo siempre estoy bien'". Porque si alguien conocía a Quique San Francisco, porque si alguien sabía de esa vida "salvaje" de Quique San Francisco, porque si alguien la vivió en sus propias carnes, ese fue Pablo Motos. "Enrique siempre me decía que en los peores momentos siempre aparecía una buena persona para ayudarte. Un día me dijo, hay que conocer a mucha gente, tú necesitas un barco, yo sólo necesito a alguien que tenga un barco".
Pablo Motos y Quique San Francisco trabajaron mucho tiempo juntos. Teatro, televisión... Y siempre se entendieron, aunque, como desveló anoche el presentador, en más de una vez le hubiera "reventado a hostias". Contaba Pablo Motos anoche que durante una de las obras de teatro que representaron juntos, Quique San Francisco casi no llegó a la hora de representación. Cuando quedaban menos de 5 minutos para que la obra se tuviera que cancelar y Pablo Motos estaba ya a punto de salir al escenario para anunciar a los espectadores que se cancelaba y que se les devolvía el dinero, el actor apareció con toda su calma, se montó en el coche de la primera escena y cuando Pablo Motos se colocó en su lugar en el escenario, detrás del coche, como si estuviera empujándolo, Quique San Francisco se giró y le dijo: "No te preocupa lo que me ha pasado". Así era Quique San Francisco. Lo que hizo anoche Pablo Motos no fue sólo un homenaje a un amigo, fue la demostración de lo que es la amistad, al menos su amistad. Un en lo bueno y en lo malo, en lo malo y en lo peor, pero siempre contigo... "I've got you under my skin".
Fueron muchas las que Quique San Francisco le debió hacer a Pablo Motos, pero todas ellas sirvieron para lo que Pablo Motos dijo anoche, para "quererle". "Todos queríamos a Enrique porque nos hacía sentir debilidad por él", afirmó. Esa debilidad que sólo conseguía él como sólo sabía él. Como aquel día en que durante una representación a Quique San Francisco se le olvidó coger una cosa del escenario que daba pie a la siguiente escena y que desmontó la misma. Cuando la representación acabó, Pablo Motos fue como una fiera hacia él y cuando estaba a dos palmos de Quique San Francisco e iba a explotar, el actor extendió el brazo con el dedo en alto hacia Pablo Motos y le soltó muy serio... "¿Qué lección has aprendido hoy?". Pablo Motos se quedó roto, incapaz de reaccionar. "Hoy has aprendido que en el escenario no te puedes fiar de nadie". Quique San Francisco en estado puro. El genio jeta adorable al que era imposible desmontar porque siempre se te desmontaba él antes.
Aunque El Hormiguero de anoche tenía como invitado a C. Tangana, el auténtico protagonista de la noche fue sin duda Quique San Francisco. No sólo por el homenaje inicial de Pablo Motos recordando a su amigo, sino también por recordarle como le recordaron, en su máxima esplendor, en sus mejores momentos en el programa, con las mejores historias que no sólo Pablo Motos había compartido con él, sin casi todo el equipo. Historias de alguien que decidió vivir su vida como le dio la real gana, sin ataduras, sin contenciones. "Enrique era un genio y un sabio. Hubo una época en que quedaba casi todos los días en su casa para beber cervezas y jugar a la Xbox. Un día estábamos jugando y contando chistes, porque Quique San Francisco contaba los mejores chistes, mejores incluso que los que le escribíamos para El Club de la Comedia, y le dije: 'Quique, si tú trabajases...'. Y me contestó: 'No diga barbaridades'". Aquellas tardes de Xbox y cerveza, pero de cerveza bien fría y en vaso, nunca en botellín o en lata, porque entre las muchas teorías de Quique San Francisco sobre el lúpulo de los dioses estaba que si no se bebía la cerveza en vaso, engordaba, Pablo Motos y Quique San Francisco asentaron un vínculo que ya jamás se rompería.
LO QUE QUIQUE SAN FRANCISCO ENSEÑÓ A PABLO MOTOS
"Era el mejor. Enrique y yo casi nunca hablábamos en serio por él lo evitaba. Yo lo intentaba, pero nada", relató Pablo Motos. "Un día, que la estaba liando muchísimo contra sí mismo, le pregunté si no se daba cuenta de que eso iba a acabar fatal, y me contestó 'eso no pasará porque siempre que estás desesperado aparece una buena persona y te ayuda'. La casa de Enrique estaba siempre llena de gente, a veces muy dudosa y muy peligrosa, pero Enrique siempre me decía 'tienes que conocer a gente de todas partes. Yo no necesito tener un barco como tú, yo sólo necesito un amigo que tenga un barco'". Sin duda, de las mejores descripciones que se escucharan en esto días sobre cómo era la vida de Quique San Francisco. Y lo mejor es que cualquier otro lo hubiera hecho con tono de reproche o, tal vez, con ese tono paternalista de quien no lo ve bien. Pablo Motos no, Pablo Motos habló de su amigo contando cómo era su amigo y nada más. El cariño y el amor, sin más, sin necesidad de decir si esto o aquello, simplemente relatando quién era Quique San Francisco y cómo era vivir a su lado.
"El dinero tampoco era su fuerte. Una vez le dieron una indemnización muy grande por un accidente porque le atropellaron y le destrozaron la pierna y le dije 'ahora Quique, por favor, pagas las deudas, te organizas y guardas el dinero en el banco. Y me dijo: 'Pablo, si me pagan hoy 100 millones, mañana me voy a gastar 110'. Y su padre, que estaba al lado, le dijo, 'muy bien dicho, hijo'". Era la realidad de Quique San Francisco, la que él mismo contó en innumerables ocasiones. De hecho, en esa última entrevista en El Hormiguero, cuando Pablo Motos le preguntó por lo que hacía con el dinero, Quique San Francisco no dudó en responderle que cuando tenía dinero ya lo tenía invertido por todo lo que debía. Pero más que por lo debía, que también, por lo que para él era la vida. El carpe diem llevado a la máxima expresión. "¿Y si un día te vas? Como no sabes cuándo se va a acabar esto, mejor disfrutarlo ahora. Si yo supiera el día que me voy a morir os cagabais".
Pablo Motos le dio trabajo, Pablo Motos le acompañó en sus peores momentos, Pablo Motos, incluso, mandaba a su equipo a comprarle zapatos, Pablo Motos se pasó tardes y tardes, noches y noches, madrugadas y madrugadas, en la casa de Quique San Francisco bebiendo cerveza, jugando a la Xbox, contando chistes, escuhándole, pero sobre todo, aprendiendo a vivir de una manera que no para todos era comprensible. Sus amigos, como Pablo Motos, la podían aceptar o no, la podían entender o no, pero de lo que nunca renegó fue de quererle, de adorarle y, aunque pueda parecer al contrario, de agradecerle.
"Todos queríamos a Enrique. Delante de él jamás se cometía una injusticia. Le daba igual perder su trabajo o meterse en una pelea, pero nunca permitía una injusticia. Todo el que se ha cruzado con Enrique ha vivido una gran historia. Hoy se ha marchado con esa elegancia. Todos le recordaremos por su último papel, con su capa y su guadaña. Pero sabéis lo que más le gustaba a Enrique del mundo, divertirse. Y eso es lo que vamos a hacer hoy para honrarle". Pablo Motos tragó sonrisa, sostuvo las lágrimas para que no salieran, porque seguramente a su amigo no le hubiera gustado verle así. Hizo el programa, entrevistó a C. Tangana y los últimos 10 minutos de programa decidió honrarle como sólo se puede honrar a alguien como Quique San Francisco. Nada de lágrimas ni de lamentos "porque Quique San Francisco vivió como quería vivir. Y se ha ido y...". Le costó, le costó bastante a Pablo Motos hablar de él, de su amigo, despedirle. "Llevo todo el día raro, pero estoy contento". Como si Quique San Francisco siguiera ahí, como si Pablo Motos supiera, que lo sabía, que Quique San Francisco no querría gilipolleces, ni dramones, que Quique San Francisco querría verles sonreír.
-"Tú sabes que te quiero con locura"
-"Ya, ya lo sé. Y yo a ti, cabrón".
"I've got you under my skin / I have got you, deep in the heart of me / So deep in my heart that you're really a part of me / I've got you under my skin..."
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