miércoles, 4 de marzo de 2009

Kleist y el primer Sitio de Zaragoza

A ti te haría llegar hasta el cielo una canción, ardiente como la sangre,
sublime incluso si hubieras hecho algo más pequeño.
Mas lo que el Ebro ha visto no lo puede cantar lira alguna
y en el templo, silenciosa, la colgaré de nuevo.

Oda a Palafox, Heinrich von Kleist, marzo de 1809

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