Hay grupos humanos que funcionan y otros que no funcionan. Y tal cosa ocurre con países, ciudades, barrios, empresas, partidos políticos, universidades, escuelas, clubes, familias, escaleras de vecinos… ¿Dónde están las claves individuales que hacen que un colectivo funcione? ¿Están en el conocimiento adquirido o quizá en la tradición acumulada? ¿Están en los valores morales o quizá en el espíritu de los tiempos? Todo ello está en la receta, no hay duda, pero ¿cómo es posible que la misma cultura en la que florecen creadores como Bach, Beethoven, Brahms, Kant, Hegel, Leibniz, Goethe, Heine, Durero, Cantor, Hilbert, Noether, Einstein o Planck se precipite colectivamente al infierno en un instante del siglo XX? Para comprender, quizá baste con un par de conceptos antagónicos e inseparables: la creatividad y la mediocridad. Probemos a ver.
1. El mediocre sabe que lo es porque ser mediocre es una decisión personal.
2. El mediocre no está interesado por descubrir ese talento que todos llevamos dentro.
3. La humanidad se divide en dos clases de personas, la de las que van más bien a favor de los proyectos y la de las que van más bien a favor de sí mismas.
4. Los proyectos suelen empezar bien empujados por personas que van más bien a favor de los proyectos y se van arruinando a medida que son reemplazadas por personas que van más bien a favor de sí mismas.
5. Casi todo el mundo tiene la tendencia natural de ir a favor de sí mismo, pero en el caso del mediocre hay un plan, un plan estratégico innegociable.
6. Lo mediocre es peor que lo bueno, pero también es peor que lo malo, porque la mediocridad no es un grado que pueda mejorar o empeorar, es una actitud.
7. El mediocre solo entiende la lealtad en la dirección vertical y en el sentido ascendente.
8. La suma de la mediocridad y de la creatividad es constante: a más de la una menos de la otra.(Versión universal de la Primera Ley de la Termodinámica).
9. Construir es ir de cualquier parte a una parte muy especial, y para ello hay que invertir tiempo, talento y esfuerzo; destruir es ir de una parte muy especial a cualquier otra parte, y para ello no se requiere absolutamente nada.(Versión universal de la Segunda Ley de la Termodinámica).
10. En una empresa aislada la mediocridad aumenta espontáneamente hasta un valor máximo que corresponde a un estado de no retorno desde donde ni siquiera se puede ya empeorar.(Versión social de la Segunda Ley de la Termodinámica).
11. El mediocre está convencido de que no hay función que no se pueda delegar.
12. El mediocre se considera particularmente bien dotado para la función de delegar funciones.
13. El comentario más socorrido del mediocre es ¡no lo veo claro!, y se basa en una esperanza doble: que todo el mundo lo olvide si el proyecto llega a buen puerto y que todo el mundo lo recuerde si el proyecto naufraga.
14. La mediocridad no consiste en pensar que nadie es imprescindible (se puede prescindir de Mozart, claro) sino en pensar que todo el mundo es reemplazable (que me busquen otro Mozart).
15. Cualquier empresa humana tiene un cupo máximo de mediocres que puede soportar antes de entrar en colapso irreversible.
16. El mediocre no reconoce la crítica para corregir, sino que encarga la corrección de la crítica a expertos de reconocido prestigio.
17. Todo mediocre cree haber descubierto lo que es poder: poder es poder hacer sufrir.
18. La mediocridad puede hacer que, durante un instante, se tambalee una cultura de siglos: ciencia, filosofía, poesía, arte, matemática y música.
19. La mediocridad, que nunca duerme, puede sorprender a la creatividad que sestea.
20. Acabar con la élite se puede hacer de dos maneras: matando a todos los que están dentro (opción mediocre) o invitando a entrar a todos los que están fuera (opción creativa).
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