miércoles, 23 de noviembre de 2016

La verdadera autoría de la traducción del Si de Kipling atribuida a Jacinto Miquelarena

Una famosa traducción del famoso poeta "Si" de Rudyard Kipling suele atribuirse al corresponsal falangista de la II Guerra Mundial Jacinto Miquelarena, pero este no sabía inglés, como cuenta Jesús Pardo en Autorretrato sin retoques (1999), cito por la segunda edición de 2006, pp. 252-253;  en realidad es obra de la amante que tuvo en Londres, una argentina llamada Felicitas Flores, con la cual engañaba a su mujer. La traducción es muy sintética, y logra a duras penas conservar la rima. Es esta

SI

Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila, 
cuando todo a tu lado es cabeza perdida. 
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan 
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan. 
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera; 
si engañado, no engañas, si no buscas más odio 
que el odio que te tengan… 
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres, 
si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo, 
si piensas y rechazas lo que piensas en vano. 
Si tropiezas al Triunfo, si llega tu Derrota 
y a los Dos impostores les tratas de igual forma. 
Si logras que se sepa la verdad que has hablado, 
a pesar del sofisma del Orbe encanallado. 
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría 
tus ganancias de siempre a la suerte de un día 
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea, 
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era. 
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan, 
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga 
y se agarren contigo cuando no quede nada 
porque tú lo deseas y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud, 
si marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz. 
Si nadie que te hiera llega a hacerte la herida, 
si todos te reclaman y ni uno te precisa. 
Si llenas el minuto inolvidable y cierto, 
de sesenta segundos que te lleven al cielo… 
Todo lo de esta tierra será de tu dominio 
y mucho más aún: serás Hombre, ¡hijo mío!

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