sábado, 18 de julio de 2009

Lo que somos, según Baltasar del Alcázar

Que la propia estimación no suele dar calidad

por Baltasar del Alcázar

APÓLOGO.

Quiso Mercurio saber,
juzgándose sin segundo,
la estimacion que en el mundo
su deidad pudo tener.

Y halló era necesario
para enterarse del hecho,
irse a la tienda derecho
de un famoso estatuario.

En esto, pues, resumido,
hizo al punto su vïaje,
mudando el divino traje
para no ser conocido,

sin mirar cuán fácil es,
al escarbar la gallina,
descubrir la aguda espina,
que le lastima los pies.

Vido llena la oficina
de tablas artificiosas,
todas de dioses y diosas
de belleza peregrina.

También vio la suya entre ellas,
que, a su parecer, ultraja a
las demás, con la ventaja,
que el sol hace a las estrellas.

Hallose a todo presente
el artífice discreto,
con el cual el dios, inquieto,
tuvo el coloquio siguiente:

-Esta tabla principal
de Júpiter, ¿cuánto vale?
-Esa, de ordinario, sale
vendida en medio real.

-¿Y esta de la diosa Juno,
en qué se suele vender ?
-Esta, por ser de mujer,
suele venderse por uno.

-¿Y esta del famoso dios
Mercurio, en qué sueles dalla?
-De balde suele llevalla
quien me compra esotras dos.

Amargole esta verdad,
pero juzgó, sin pasion,
que la propia estimación
no suele dar calidad,

y que los que más están
con su estimación casados,
sólo tienen de estimados
lo que los otros les dan.

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