Lola Huete Machado, "Boaventura de Sousa, el pensador estrella de los movimientos sociales. El sociólogo portugués de la antiglobalización arrasa donde va. ¿Su secreto?", en El País, 8-II-2016:
Sucedió de nuevo en la Conferencia Latinoamericana de Ciencias Sociales (CLACSO)
celebrada en otoño en Medellín (Colombia): las colas para sus
conferencias fueron comentadas. ¿Un sociólogo convertido en estrella?
¿Cuál es su secreto? Se lo preguntamos a bocajarro a Boaventura de Sousa
Santos (Coimbra, 1940). Y él, el gran pensador portugués de los
movimientos sociales – bien elegante, vestido de camisa blanca y
pantalón negro–, nos mira como a cien mil kilómetros de distancia detrás
de sus gafas, mientras por el hall del hotel Intercontinental de la
capital antioqueña desfila el mismísimo ex presidente de Uruguay, José
Mujica.
Se encamina el ex dirigente popular a la rueda de prensa de presentación de su libro de memorias, Una oveja negra al poder. Pepe Mujica, la política de la gente,
tras años de paciente seguimiento por parte de los autores, Andrés
Danza y Ernesto Tulbovitz, que ahí andan, tras él, hoy también. Mujica,
que ha llegado sin escolta, ni maletas, ni apenas nada que no sea su
persona y la de su esposa, acaba de recibir en audiencia al nuevo
alcalde electo de Medellín, el entusiasta Federico (Fico) Gutiérrez, del partido Creemos, que ha dado la campanada para disgusto de los fans de Uribe.
Todos se cruzan y/o juntan y/o saludan y/o charlan y/o rien en este
espacio lujoso, coordinados cual escena teatral o plaza de pueblo paisa
repleta en estos días de profesores universitarios, científicos y
políticos latinoamericanos y mundiales reunidos gracias a la barita
mágica de Pablo Gentili, secretario reelegido de CLACSO.
Un éxito de crítica y público resultaría la conferencia de Ciencias
Sociales: unos 25.000 participantes, casi un 65% menor de 26 años,
agolpados durante varios días en el centro de congresos Plaza Mayor.
Ahora mismo, aquí, a unos y otros no cesan de interrumpirles para los
posados de fotos. Muchos son políticos, se prestan. Pero De Sousa es un
científico, un analista social, un teórico del Sur y de la
transformación social. Él, que gana en popularidad al más pintado, no
deja de forzar la sonrisa, una pesadez tal que acaba cortándola
abruptamente para dispararnos su respuesta.
— “¿Pero qué pregunta me hace usted? Siempre hubo estrellas
académicas... O igual piensa que porque soy portugués no puedo serlo al
estilo de otros más del Norte…?“.
Ahh. Se impone lo que los alemanes llaman desescalación.
Apacigüemos. Y apacigüamos al arrellanarnos en un buen sofá y contemplar
tan espectacular trasiego. A De Sousa le gusta la charla. No evita la
confrontación. Se diría que la provoca adrede, buscando respuestas del
otro. Un baño de masas recibió este hombre durante la semana que duró
CLACSO 2015. Una buena parte del tirón de los cientos de debates
(apasionados, interesantísimos) aquí mantenidos fue de este portugués
que habla de continuo de una sociología de las ausencias y de las emergencias. "Aquello que no se cuenta, que no se nos cuenta, parece que no
existiera", dice. Pero existe. Y mucho. Así, De Sousa ha logrado
entusiasmar a sus seguidores: cuando se habla de una realidad, ésta
emerge. "Solo a través de la justicia cognitiva global habrá justicia
social global", afirma. Las colas para participar en sus talleres y
escuchar sus charlas han sido antológicas en la capital antioqueña:
apenas otros como el citado José Mujica y Lula da Silva le hicieron
sombra.
— “Creo que soy famoso porque tengo un modo de comunicar mis ideas
que tiene mucho que ver con mi trabajo junto a los movimientos sociales,
en la calle, en el territorio. Mis investigaciones me obligan a pasar
gran parte de mi tiempo con ellos y por eso mi contacto con la juventud
es más fácil”.
Por escrito, asegura, puede ser distinto, "algo más complejo". De
Sousa se expresa con un lenguaje melódico, una mezcla de castellano y
portugués que lo hacen especialmente apto para todo oído. Él y quien
esto escribe se encontraron ya hace años, en el Foro Urbano Mundial celebrado en Dakar. Allí también brillaba, junto a otros (Chico Whitaler, Naomi Klein, Susan George)
como líder antiglobalización. Ha envejecido, pelo más cano, rostro más
arrugado, pero su entusiasmo y jovialidad al hablar de lo que le importa
no ha cambiado ni un ápice... Uno de esos hombres que con la edad se
crece. “Otro elemento que influye es que todo mi trabajo está orientado
por dos ideas: ser atractivo para los jóvenes, sí, pero sobre todo,
darles esperanza”. Afirma que vivimos en sociedades dominadas por el
miedo, por el desempleo, la violencia… y que eso no significa que en su
trabajo sea inconsciente y se dedique a contar pájaros volando, sino que
él es un “optimista trágico".
—“Me resisto a resignarme, me resisto a creer que no hay
alternativas. Este mundo es feo, es desigual, lo sabemos bien, lo vemos
aquí, pues estamos ahora mismo en Medellín, una de las ciudades más
desiguales de Colombia… pero los jóvenes buscan un pensamiento no sólo
crítico sino también propositivo”.
Buscan cómo y dónde actuar. Y sienten que él, en cierto modo, los guía.
Un proyecto llamado Alice
Autor de numerosos escritos y libros de referencia sobre la búsqueda de conocimiento que otorgue visibilidad a los pueblos y a las clases o grupos históricamente oprimidos,
De Sousa anda sumergido ahora en una tarea bien ambiciosa. Dirige en el
European Research Council, un proyecto de investigación muy caro, quizá
el más caro que ha emprendido, asegura, y que lleva nombre de mujer: Alice. Pretende estudiar los aprendizajes globales, identificar iniciativas de
innovación alrededor de cuatro grandes temáticas que así nos resume:
• Modos de refundación del Estado
• Estudio de otras democracias (locales, tribales…)
• De otras economías (urbanas, campesinas…) no dominadas por capitales financieros
• De otra concepción de dignidad humana, de respeto, de diálogo con
los Derechos Humanos (presente en culturas indígenas,
afrodescendientes...)
— “Esta idea de esperanza, de aprendizajes de otros es atractiva para
los jóvenes porque ellos no se reconocen en muchos de los aspectos de
la Izquierda o el pensamiento crítico de los partidos clásicos
socialistas. No están muy convencidos de que los dos grandes modelos
creados en el mundo occidental sean los únicos posibles. Los jóvenes
están politizados sí, pero de otra manera a la nuestra. Lo están a
través del rap, del hip hop, de la música, de las redes sociales. Yo
trabajo con ellos y hasta escribo letras de rap…”.
Las Ciencias Sociales, concluye, deberían asumir este lenguaje, desmonumentalizarse
y tornarse accesibles para dialogar así con las nuevas generaciones.
Confiesa estar muy empeñado con las luchas sociales, pero con militancia
"apartidista". “Sin embargo sé de qué lado estoy; en el de la
gente que busca alternativas, que sufre por desigualdad, racismo,
xenofobia, en el de los discriminados, el de los que se llevan la peor
parte de este mundo que hemos construido”.
Pensando en tal mundo, nos vamos recostando más y más en el sofá
mientras guardias, curiosos, cámaras de prensa, bedeles, taxistas,
turistas, empleados trajeados de una convención de cemento,
electricistas de uniforme y muchos de los expertos participantes en
CLACSO siguen dando vueltas sin cesar, cual cuerpo de baile de esa
sociedad colonialcapitalista que describe De Sousa. "¿Vio usted la
participación que el otro día en el gran salón…?", nos pregunta. Sí, lo
vimos: hubo chicos y chicas allí que le dieron al maestro su opinión
rapeando y él les contestó también en formato lírico, digamos, sobre su
visión de un mundo más equitativo y justo, su visión más pegada a la
Tierra, al respeto a la Naturaleza, a la Pachamama, a ese Sur que suele
ser metáfora de lo olvidado y despreciado… Y luego abrió micrófono y dio
la palabra a todos aquellos que quisieran visibilizar sus actividades,
hacer emerger sus proyectos, sus iniciativas en pos del cambio social…
Los hizo protagonistas.
La no existencia
L.H.M.
–"Vivimos y hemos construido una monocultura del saber y del rigor del saber; una monocultura del tiempo lineal; una lógica de clasificación social siempre según los países avanzados; siempre de escala dominante, y siempre solo según la lógica productiva".
Hay, afirma, cinco formas de "no existencia":
*Lo ignorante.
*Lo residual.
*Lo inferior.
*Lo local.
*Lo improductivo.
"Así desperdiciamos sin siquiera darnos cuenta toda la ecología de saberes ancestrales, de las distintas temporalidades, de los reconocimientos, de las productividades...". ¿Cómo contar e informar de la diversidad inagotable del mundo? A él esa le parece una tarea apasionante. Romper la dominación. "El proyecto colonial está más articulado hoy con el capitalismo global que nunca. Están profundamente entrelazados, aunque las formas de articulación hayan variado con el tiempo".
Y fue el no va más. Pura comunión. Se apuntaron tantos a vocear sus
proyectos (desde iniciativas de traducción para desarrollar pensamiento
crítico y "hacer caminar las palabras" a escuelas brotadas del empeño
ciudadano en la periferia, pasando por ejemplos de arquitectura
marginal, alfabetización desde el rap, proyectos sobre derechos
indígenas o para contener males mariguaneros que consumen a
barrios enteros), tantos, que daba tiempo a dar vuelta por un Medellín
atestado de coches y aún regresar y contemplarle escuchando o dialogando
con unos y otros.
He ahí el tercer factor, afirma, que impulsa bastante su popularidad:
“Es que busco ser simpático también. La gente de la ciencia se tornó
muy aburrida en las últimas décadas. Perdimos la capacidad de reír. Y
ese es un rasgo de mi epistemología, de mi trabajo más teórico, de mi
búsqueda de diálogo entre el conocimiento científico oficial y el
popular, el urbano, el rural, el de las mujeres, los jóvenes, los
indígenas…". Habla De Sousa de cómo existen diferentes tipos de
conocimiento aunque vivamos en un mundo en el que se use sólo uno
("especialmente cuando es escrito"). La universidad de la vida lo llama.
Él busca identificar esos otros conocimientos, creando contactos,
tendiendo puentes: “Traer a mi trabajo la actividad de los movimientos
sociales para incorporarlos a la Sociología. A la juventud le gusta esta
idea porque no descalifica a la Ciencia sino que la complementa.
Sabemos que hay una ciencia hostil a todo aquello que se salga de su
centro pero hay otra que es amiga”.
"Me resisto a resignarme, me resisto a creer que
no hay alternativas. Este mundo es feo, es desigual, lo sabemos … pero
los jóvenes buscan un pensamiento no sólo crítico sino también
propositivo"
No sólo prefiere esta última sino que De Sousa se afana "en abrir
nuevos caminos en la investigación y la escritura", tal como decía de él el teólogo Juan José Tamayo.
Como ejemplo, el portugués cita la alimentación, todo lo que se está
moviendo en Brasil alrededor de los campesinos y de la agricultura
familiar, de los agrotóxicos que reciben las cosechas a través de
barridos de las avionetas. “Hay una Ciencia financiada por Monsanto bajo
el argumento de que ésta es fundamental para combatir la desnutrición,
pero la agroecología anda investigando y diciendo lo contrario,
advirtiendo de cómo se mata la vida alrededor, pero no tienen ni tantas
publicaciones ni tantos fondos para mostrarlo…”. Lo denomina "la ciencia
de las ausencias".
— "No se trata de demonizar el conocimiento oficial, no, sino de considerar que no es el único válido".
¿Y qué le mueve a hacer todo esto, a visibilizar lo que otros no
cuentan, a dar voz a grupos discriminados para presentar su realidad, a
construir en vez de derribar?, le preguntamos para hacer honor al nombre de esta sección de Planeta Futuro. "La experiencia de campo, sin duda". Se ríe.
— “¿Que no lo entiende? Verá, yo que ya tengo una vida larga... pues
hubo varios motivos para empezar a ocuparme de estos temas. Viví una
dictadura, estudié en EE. UU. y luego hice un trabajo de campo en Brasil y
me fui a vivir en una favela. Y conocí así tanta gente buena, con tanta
sabiduría, en una situación tan indigna.... que eso le dio
responsabilidad social a mi conocimiento. Ponerlo al servicio de los que
menos posibilidades de acceso tienen se convirtió en uno de mis
objetivos".
Su existencia se dibuja por etapas: ahora le vemos afanado en la
favela, luego durante la Revolución de los Claveles en su país, más
tarde trabajando en Mozambique y en Sudáfrica, en distintas
universidades y, especialmente, en la facultad de Coímbra donde buscó
siempre que el pensamiento crítico no fuera guetto: "Ciencias Sociales
propositivas, de eso se trata en un centro con 130 investigadores para
aprendizajes globales...". Así, su pensamiento se fue armando:
"Estudiando los conflictos me di cuenta de que en nuestras sociedades el
capitalismo hoy se articula con colonialismo, con racismo. Factores que
están destapando ahora con las migraciones. La colonialidad me
impacta. Igual que me interesa que los jóvenes mestizos e indígenas
estén llegando a la universidad, por ejemplo en Brasil, gracias al
sistema de cuotas y ver eso qué va a representar".
El Sur, lo ecológico y lo indígena, bien presentes. "Hemos dividido
siempre a la Naturaleza entre las visiones de Descartes y Spinoza.
Triunfó el primero, que la considera recurso natural a torturar para que
nos dé todo lo posible... con una voracidad mayor aún en las últimas
décadas, destrucción, minería, extractivismo... Recuperar la ecología de
saberes. Eso despertó mi interés por los pueblos indígenas, por la
madre tierra, la Pachamama, la Naturaleza que no nos pertenece sino que
nosotros le pertenecemos a ella. Ese pensamiento ecológico es algo que
los jóvenes también aprecian. Debemos articular los conflictos sociales
con esa idea de Naturaleza porque esta es territorio, cultura, memoria,
pasado, espíritu, conocimiento, incluso sentimiento paisaje". Nada de
eso cuenta.
Sociología de las ausencias. "Declaramos invisible lo que no queremos
ver". Y los medios de comunicación no suelen estar a la altura,
asegura, en venganza quizá por nuestra pregunta inicial: "Cuando un
suceso o una iniciativa ocupa un titular pasa de la ausencia a la
emergencia". Aquello que está ocurriendo, se convierte en vida al ser
narrado. "Hay que aceptar y contar la diversidad del mundo. Hay que
descolonizar nuestro conocimiento". Tal es su mayor tarea en lo que le
resta
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