lunes, 3 de febrero de 2014
Justicia universal
Se supone que un liberal stricto sensu quiere reducir el poder reglamentador del estado a su mínima expresión, pero lo que pretende el señor Rajoy es reducir la justicia a su mínima expresión. Tal alteración de las reglas del juego demuestra una mala fe y una mezquindad lamentables. Eso no es liberalismo, es lo que tanto hemos padecido en España: oligocracia, caciquismo, cooptación y gilipollez, en suma. Si al señor Rajoy le molesta tanto el criterio de justicia universal, debe ser porque no ha elegido su tribunal supremo. Como no respeta el imperativo categórico kantiano, es inmoral y no solamente ilícito. No está de moda decir que ética y ley son lo mismo, pero es que, como no hay ley, algún criterio debe prevalecer para que no nos demos tortas. Algo, algo debe señalar en el hombre su humanidad, su honeste vivere. En cuanto a si es preferible en esa índole la universalidad o la identidad, desde luego la una incluye a la otra, porque la identidad perdura menos, se justifica menos, se corrompe menos.
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