Los guiones de los Cohen están que rebosan de subtextos, pero este es filosófico en su comicidad; se apercibe que disfrutan como enanos escribiendo. El "nihilismo fatigado" es la denominación de una de las ideas que contrapesan el nihilismo positivo y superhumano de Nietzsche en su Así habló Zarathustra. Se trata de una pasividad espiritual muy parecida a la "representación" shopenhaueriana:
El nihilismo fatigado ya no ataca. Su forma más conocida es el budismo, como nihilismo pasivo, como signo de debilidad; la potencia del espíritu debe de estar cansada, agotada, de forma que las metas y valores que tenía hasta ahora resulten inadecuados, faltos de crédito; de forma que la síntesis de estos valores y metas (base sobre la que descansa toda cultura fuerte) se disuelve y los valores aislados se hacen la guerra —disgregación— y todo lo que refresca, une, tranquiliza, aturde pasan a primer plano bajo diferentes disfraces: religiosos, morales, políticos, estéticos, etc. (F. Nietzsche, La voluntad de poder. Madrid, Alianza Editorial, 1983, p. 121)
El nihilista pasivo es incapaz de elegir; todas las salidas le parecen apropiadas. Y eso lo desintegra y lo anula. Es, en el fondo, un posmoderno. Y flota adormecido y abúlico sobre una alegórica piscina de "valores y metas" que para Freud representa oníricamente la muerte.
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