Yo de pequeño creía que... Errores vergonzosos que ningún adulto te corrigió
Equivocaciones que tienen tanta lógica que ni siquiera parecen errores, en El País (7-II-2015):
Estas son algunas de esas férreas convicciones que durante el paso del tiempo hemos tenido que abandonar por la presión social. La lista ha sido elaborada preguntando a amigos y conocidos:
Las dudas de fe
"Cuando a un amigo le dijeron que los Reyes eran los padres, preguntó: 'Entonces, ¿le tengo que mandar la carta a los padres de Melchor, Gaspar y Baltasar?”. (J. P.)
“Hasta hace poco [33 años] creía que la expresión 'Lo que diga X va a misa’ significaba que lo que diga alguien se va a la mierda, es decir, algo así como 'me da igual”. (L. G.)
"Cuando era pequeña mi hermana creía, literalmente, que las monjas se casaban con Dios. Recuerdo que le preguntaba a mi madre: '¿Hacen banquete y todo?". (M. B.)
Las convicciones nunca corregidas
"Siempre pensé que había tres tipos de agua: mineral, del grifo y oxigenada. Así que cuando tenía sed iba al baño y me bebía el agua oxigenada". (G. L.)
“Yo buscaba en el mar cuando buceaba los palitos de cangrejo que se compran congelados para echar a las ensaladas. ¡De verdad pensaba que existían!”. (D. H. G.)
"Ver un partido de tenis suponía un conflicto personal para mí. Cada vez que escuchaba que un jugador 'le había roto el servicio' a otro, no entendía qué tenía que ver un inodoro en todo esto". (M. P.)
"De pequeña creía que estupendo era un insulto, así que cuando alguien me decía: 'Eres estúpida', yo respondía, 'estupendo'. Nadie me corregía, debía parecerles muy graciosa". (D. R.)
"Mi abuela me dijo que alguien se había quedado cojo por no haber sentado la cabeza de joven. A lo que yo entendí que ese señor no había puesto la cabeza en una silla y no logré encontrar la relación con una cojera". (J. R.)
"Un recuerdo del verano eran los madrugones para ver los encierros de San Fermín. Cuando terminaban mis abuelos siempre comentaban lo mismo: 'Otra vez un toro retrasado ha cogido a un corredor'. Yo sentía pena porque siempre fuera un pobre animal discapacitado el que enganchara a un mozo. Aún escucho las risas de mis abuelos cuando me atreví a decirlo en alto". (A. M.)
"Gracias, es usted muy miserable' era una frase que la hermana de mi novia solía decirle a los camareros con la total convicción de que estaba usando un sinónimo de amable". (S. C.)
"En un festival de música, hace un par de años, uno de mis amigos se quedó alucinando cuando vio aparecer una mujer en el concierto de Javiera Mena. '¿Pero no se llama Javier Amena?". (L. P.)
"Durante mucho tiempo mi sobrina estuvo convencida de que el señor que fabrica las agujas era el agujero". (M. B.)
"Mi hermana estaba viendo una competición de piragüismo en la televisión y le pareció que aquello no tenía mérito: 'El agua no cubre', nos dijo señalando los 15 centímetros que salían en pantalla". (E. R.)
"A mi casa traían cecina de León y no entendía por qué tenían que matar leones africanos para hacer comida". (P. M.)
"Cuando era pequeño pensaba que cuando el muñeco rojo del semáforo se iluminaba todo el mundo en la acera se tenía que parar, aunque no estuvieran esperando para cruzar". (J. R.)
"En el cole me dijeron que mi profesor de inglés se llamaba José María, y yo pensé: '¿pero no se llamaba Teacher?". (M. V.)
@dianalunareja mi France is Bacon es "y vendrá con Gloria (¿cuál Gloria?) a juzgar a vivos y muertos".
— Ana María Mesa (@animesa) febrero 5, 2015
"Me asusté mucho la primera vez que me dijeron que íbamos a comer caballa. Me creí que me iba a comer la hembra de caballo". (A. B.)
Lo que escuchas, lo que dices
"Cuando terminábamos de comer mi madre se levantaba, iba a la nevera y decía: '¿Qué queréis de postre?'. Todo iba bien hasta que un día fue mi hermano el que respondió: 'De depostre quiero...'. Nunca nadie le había corregido hasta el momento. Pasaron meses hasta que nos dimos cuenta". (J. M.)
"Ahora se han convertido en un instrumento esencial para mi supervivencia. Durante mucho tiempo de mi infancia estuve convencida de que las pinzas de depilar, eran las pinzas de una tal Pilar". (M. P.)
"Yo de pequeño creía que... (II): errores vergonzosos que ningún adulto corrigió", en El País (15-II-2015):
Los adultos se lo tienen que pasar muy bien viendo cómo los niños meten la pata y por eso no los corrigen. Es la conclusión que hemos sacado después de ver la cantidad de reacciones en los comentarios y en Facebook que despertó la noticia Yo de pequeño creía que... Errores vergonzosos que ningún adulto te corrigió. Por eso hemos decidido hacer una recopilación de los más divertidos que nos han hecho llegar los lectores.
Sobre las creencias más básicas
“A mí me dijo mi primo que los Reyes eran mis padres y yo le llamé mentiroso porque mis padres no tenían dinero para comprarle regalos a todos los niños del mundo”. (L. S.)
“Yo de pequeña pensaba que las vacas daban leche y los toros... vino”. (S. W.)
“Una vez que me dijeron “llama al ascensor”, o sea presionar el botón, me puse a gritar como un descosido por el hueco de la escalera: Ascensorrrrr, ascensorrrr vennnnnn!!!!”. (R. D. P)
"Yo de muy crío pensaba que en el pasado el mundo era en blanco y negro, como las pelis viejas". (R. R. L.)
"Yo siempre pensaba que cuando íbamos en el coche de noche la luna nos seguía solo a nosotros". (G. G.)
"Yo pensaba, con toda la lógica del mundo, que, como en el Polo Norte hacía mucho frío, en el Polo Sur hacía mucho calor". (H. V.)
Sobre los dobles sentidos
“Yo con 5 años tomaba Apiretal porque me encantaba el sabor a fresa y un día me pilló mi abuela y me dijo: “”Niña, ¡que si no estás mala eso es droga!” Estuve meses con una congoja pensando que era una drogadicta hasta que le confesé a mi madre que era una drogadicta y se empezó a descojonar”. (S. G. S.)
“De pequeña pensaba que en la droguería vendían droga. Así que nunca quería ir allí”. (V. S.)
“Yo pensaba que el cabello de ángel se hacía con pelos de verdad. Daba grimilla comerse los dulces pensándolo”. (F. G.)
“Cada vez que mi padre compraba brazo de gitano para el postre lo pasaba fatal, hasta que le hice la pertinente pregunta... Anécdota a recordar cada Nochebuena”. (N. M. B.)
“Ya era yo bastante mayorcito cuando me enteré de que los turrones de Jijona no son de Gijón…”. (J. K.)
“Yo tengo una hermana mayor y en casa oía mucho eso de "sacar una carrera" y pensaba que era correr una carrera y el que ganara escogía el trabajo que quisiera”. (E. I. F.)
"¿Me das pan para empujar?". Hasta bien mayor estuve preguntándome que fuerza especial tenía el pan para empujar el resto de la comida por el esófago (y es verídico, ¿eh?)". (G. M.)
Las cosas que escuchábamos (y decíamos) mal
“Yo tuve un profesor de baile que cada día en el calentamiento decía: "Hombros abajo, estoy muy contento". Yo siempre le sonreía hasta que me percaté que lo que decía era "hombros abajo, estómago dentro". (C. M.)
“Yo pensaba que era Isabela Católica”. (A. L)
“En el himno nacional de mi país (Guatemala) hay una parte que dice: "Ave indiana que vive en tu escudo" y yo de niño escuchaba que decían: "Avellana" y cada vez que podía buscaba el fruto seco en él”. (A. N)
“Yo cuando era pequeña y en el colegio nos enseñaron a rezar pensaba que éramos unos egoístas porque pedíamos “el pan nuestro de cada día, danos de hoy" es decir que de comer pan de ayer nanay!”. (A. H.)
“Siempre me pregunté que era la centudía, de "Feliz, feliz centudía". (C. C.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario