Judith de Jorge Gama, "La lectura cambia el cerebro hasta lo más profundo", en Abc, 24-V-2017:
Un estudio con mujeres indias analfabetas demuestra que aprender a leer y escribir, incluso en la edad adulta, tiene impresionantes efectos en la estructura cerebral
La lectura supone un reto enorme para el cerebro y sus efectos en el mismo son asombrosos, hasta el punto de que puede moldearlo y transformarlo profundamente, incluso cuando somos adultos. Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio realizado con mujeres indias en la treintena, completamente analfabetas, cuyo cerebro se transformó de forma extraordinaria cuando aprendieron a leer y escribir por primera vez. La investigación, publicada en la revista Science Advances, viene a reforzar la idea de la increíble plasticidad del órgano que rige nuestras vidas y puede arrojar luz sobre algunos trastornos de la lectura, como la dislexia.
Leer es una capacidad tan nueva en nuestra historia evolutiva que no puede estar «grabada» en los genes. Cuando aprendemos a hacerlo, el cerebro debe pasar por una especie de «reciclaje»: Las áreas destinadas al reconocimiento de objetos complejos, como las caras, tienen que participar en la traducción de las letras. Y algunas regiones de nuestro sistema visual se convierten en «interfaces» entre lo que el ojo ve y el lenguaje.
La cuestión es que, hasta ahora, los científicos suponían que esos cambios se limitaban a la capa externa del cerebro, la corteza, que se adapta rápidamente a los nuevos desafíos. Pero resulta que la transformación que provoca abrir un libro y comprenderlo va mucho más allá. Investigadores alemanes del Instituto Max Planck de Psicolingüística y del Max Planck de Cognición humana y Ciencias del Cerebro, junto con científicos indios del Centro de Investigación Biomédica Lucknow y la Universidad de Hyderabad, descubrieron que cuando una persona adulta aprende a leer, su cerebro pasa por una reorganización que se extiende a estructuras profundas en el tálamo y el tallo cerebral. El relativamente joven fenómeno de la escritura humana, por tanto, cambia regiones cerebrales que son muy antiguas en términos evolutivos, e incluso partes centrales del cerebro de los ratones y otros cerebros de los mamíferos.
«Observamos que los llamados colículos superiores, una parte del tronco cerebral, y el pulvinar, situado en el tálamo, adaptan su actividad a la de la corteza visual», explica Michael Skeide, investigador en el Instituto Max Planck de Cognición Humana y Ciencias del Cerebro en Leipzig y primer autor del estudio. «Estas estructuras profundas ayudan a nuestra corteza visual a filtrar información importante, incluso antes de que la percibamos conscientemente». Curiosamente, cuanto más tiempo pasen sincronizadas las señales entre las dos regiones del cerebro, mejores serán las capacidades de lectura. «Creemos que estos sistemas cerebrales afinan su comunicación cada vez más al tiempo que los estudiantes se vuelven más y más competentes en la lectura», señala el neurólogo. «Esto podría explicar por qué los lectores experimentados se mueven de manera más eficiente a través de un texto».
Mujeres analfabetas
El equipo obtuvo estos resultados en la India, un país con una tasa de analfabetismo de alrededor del 39%. La pobreza sigue limitando el acceso a la educación en algunas partes del país, especialmente a las mujeres. Por lo tanto, casi todos los participantes del estudio , treinta en total, fueron mujeres en su treintena. Al comienzo de la formación, la mayoría no era capaz de descifrar una sola palabra escrita de su lengua materna Hindi. Se trata de uno de los idiomas oficiales de la India, basado en devanagari, una escritura con caracteres complejos que describen sílabas o palabras enteras en lugar de letras individuales.
Mujeres analfabetas de dos aldeas de la India aprendieron a leer y escribir su lengua materna Hindi durante seis meses
Mujeres analfabetas de dos aldeas de la India aprendieron a leer y escribir su lengua materna Hindi durante seis meses- Instituto Max Planck de Psicolingüística
Las participantes llegaron a un nivel comparable al de un niño de primer grado después de apenas seis meses de formación. «Este crecimiento del conocimiento es notable», dice Falk Huettig, del Max Planck de Psicolingüística y líder del proyecto. «Si bien es bastante difícil para nosotros aprender un nuevo idioma, parece ser mucho más fácil aprender a leer. El cerebro adulto resulta ser increíblemente flexible», afirma a ABC.
Los investigadores dicen que, en principio, el estudio también podría haber tenido lugar en Europa. Sin embargo, el analfabetismo es considerado como un tabú en Occidente, por lo que habría sido «inmensamente difícil» encontrar voluntarios. Incluso en la India, donde la capacidad de leer y escribir está fuertemente conectada a la clase social, el proyecto fue «un tremendo desafío, porque los retos logísticos eran inmensos». Los científicos reclutaron a voluntarias de la misma clase social en dos aldeas en el norte del país para asegurarse de que los factores sociales no podían influir en los resultados. Los escáneres cerebrales (resonancia magnética) se realizaron en la ciudad de Lucknow, a tres horas en taxi de los hogares de las participantes.
Luz sobre la dislexia
Según los investigadores, los impresionantes logros de aprendizaje de los voluntarios no sólo proporcionan esperanza para los adultos analfabetos, sino que también arrojan luz sobre la posible causa de trastornos de la lectura como la dislexia, que se cree puede deberse a disfunciones en el tálamo, una parte del cerebro que se modificó en el experimento con solo unos pocos meses de entrenamiento en la lectura.
Para Huettig, la «increíble» flexibilidad del cerebro humano «es una buena noticia. Nunca es demasiado tarde para aprender una nueva habilidad. Puede que aprender cosas nuevas complejas no sea tan rápido ni tan fácil para los adultos como lo es para los niños, pero es posible», asegura.
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