Cultive buenas maneras
para sus malos ejemplos,
si no quiere que sus pares
le señalen con el dedo.
Cubra sus bajos instintos
con una piel de cordero.
El hábito no hace al monje,
pero da el pego.
Muéstrese en público cordial,
atento, considerado,
cortés, cumplido, educado,
solícito y servicial.
Y cuando la cague, haga el favor
de engalanar la boñiga.
Que, admirado, el mundo diga:
"¡Qué lindo caga el señor!"
Hágame caso y tome ya
lecciones de urbanidad.
Tenga a mano una sonrisa
cuando atice el varapalo.
Reparta malas noticias
envueltas para regalo.
Dígale al mundo con flores
que va a arrasar el planeta.
Firme sentencias de muerte,
pero con buena letra.
Ponga por testigo a Dios
y mienta convincentemente.
Haga formar a la gente,
pero sin alzar la voz.
Que a simple vista no se ve
el charol de sus entrañas.
Las apariencias engañan
en beneficio de usted.
Hágame caso y tome ya
lecciones de urbanidad.
Cultive buenas maneras
donde esconder sus pecados.
Vista su mona de seda
y compruebe el resultado.
Que usted será lo que sea,
escoria de los mortales,
un perfecto desalmado,
pero con buenos modales.
Insulte con educación,
robe delicadamente,
asesine limpiamente
y time con distinción.
Calumnie, pero sin faltar,
traicione con elegancia,
perfume su repugnancia
con exquisita urbanidad...
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