viernes, 4 de febrero de 2011

Es cultura y escultura

En general, en España interesa más el abdomen que la cultura. O la contemplación, que no consumición, de la tableta de chocolate, que es lo mismo. Hay que bajar de peso a la cultura para que en el abdomen asomen las onzas. Eso se cumple en C. Ronaldo, cuyo trabajo principal es dar patadas. El mundo para él es redondo, pero sólo porque se parece a una pelota. Todo el mundo le quiere ver con pelotas, y hasta en pelotas. Pelotudo, que dicen allá. Cuando no había fútbol, el vulgo masculino tenía su eje cultural en los toros; el femenino ha pasado de recrearse con otro tipo de cuernos, los de las fotonovelas de Corín Tellado, a los culebrones y el Hola.

La CE, el FMI y el BCE siguen en su linea de reducir a la poblacion europea a la servidumbre en pro de una elite aristocrática, polìtica, religiosa, financiera y política, banda de piratas que nos llama piratas a nosotros, mientras el valor del trabajo se deprecia y merma la capacidad económica del que lo produce. Pero la inoperancia de quienes deben regir estas materias sigue sin ser sancionada y esa gentuza sobrelevada cree que puede seguir en esa deriva sin que le atemorice la posibilidad de una revuelta social como las del norte de Africa, que no son por la libertad ni por la democracia, ni por otras vaguedades, sino por el precio del pan y el agua.

La ortorexia hace estragos. Espanto da ver a parejas de veganos con hijos deficientes mentales a causa de su dieta ultravegetariana. Todo eso manifiesta ese pensamiento mágico, ese déficit de razón que se cultiva de forma desasosegante por medio de la publicidad hiperconsumista. Todas las dietas son mágicas, todo lo que dice alguien, si es alguien, sobre todo si está bien dicho y presentado, por falso que sea, está bien dicho, es sacramental y va a misa; usar el propio discernimiento es signo de atraso cultural. Cuán gritan esos malditos.

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