Manuel Calzada, Premio Nacional de Literatura Dramática
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Manuel Calzada Pérez (Granada, 1972) ha sido galardonado hoy con el Premio Nacional de Literatura 2014, en la modalidad de Literatura Dramática, por su obra 'El Diccionario'. El jurado ha premiado esta obra “por sus valores dramáticos y por la recuperación de una mujer fundamental en la historia de la lengua; por ser una obra basada en la defensa de la palabra como libertad, como vehículo de la memoria colectiva, creadora de referentes culturales”.
El galardón, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, distingue una obra de autor español escrita en cualquiera de las lenguas oficiales españolas y editada en nuestro país durante 2013. Cuenta con una dotación de 20.000 euros.
Manuel Calzada Pérez es arquitecto titulado por la Universidad de Sevilla y doctor arquitecto por dicha universidad. Dio sus primeros pasos en el teatro de la mano de Josefina Molina para la que firmó en 2002 la escenografía de La Lozana Andaluza. Siguió en este campo con la propuesta para Simón Bocanegra (2003) y posteriormente entró a trabajar como ayudante de José Carlos Plaza.
Manuel Calzada PérezHa escrito varios textos dramáticos, entre otros, El diccionario, publicado por Artezblai. En esta obra nos introduce en la historia de María Moliner, una bibliotecaria callada y laboriosa, pionera de la cultura española.
Moliner fue una mujer ejemplar. Allá por 1962 comenzó a dar forma a su Diccionario de uso del español. Lo que originalmente iba a ser una tarea de dos años acabó extendiéndose hasta 1967, cuando dio por concluida la primera versión de su obra. Sin embargo continuó recopilando palabras hasta prácticamente el día de su muerte.
El texto de Manuel Calzada Pérez revive a esta ilustre figura de nuestras letras, una mujer imprescindible que consagró su vida a la lengua española y a reivindicar la cultura como llave de la igualdad.
Proeza sin precedentes
Moliner hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua española. Un día se levantó a las cinco de la mañana, dividió una cuartilla en cuatro partes iguales y se puso a escribir fichas de palabras sin más preparativos. Calculó que lo terminaría en dos años, y cuando llevaba diez todavía andaba por la mitad. “Siempre le faltaban dos años para terminar”, contaba su hijo menor. Era natural, porque María Moliner tenía un método infinito: pretendía agarrar al vuelo todas las palabras de la vida. Su marido fingía una impavidez de sabio, pero a veces medía a escondidas las gavillas de fichas con una cinta métrica, y les mandaba noticias a sus hijos. Uno de ellos, a quien le preguntaron cuántos hermanos tenía, contestó: “Dos varones, una hembra y el diccionario”.
En 1967 –presionada sobre todo por la Editorial Gredos, que la esperaba desde hacía cinco años– dio el diccionario por terminado. Pero siguió haciendo fichas, y en el momento de morir tenía varios metros de palabras nuevas que esperaba ver incluidas en las futuras ediciones. En realidad, lo que esa mujer de fábula había emprendido era una carrera de velocidad y resistencia contra la vida.
En 1972, su candidatura se presentó en la Academia de la Lengua, pero los señores académicos no se atrevieron a romper su venerable tradición machista. Ella se alegró cuando lo supo, porque le aterrorizaba la idea de pronunciar el discurso de admisión. “¿Qué podía decir yo”, dijo entonces, “si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines?”.
El jurado
El jurado ha estado presidido por Teresa Lizaranzu, directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro, y como vicepresidenta Mónica Fernández Muñoz, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas. También han formado parte de él, Juan Antonio Mayorga, autor galardonado en la edición 2013; Miguel Sáenz Sagaseta, designado por la Real Academia Española; Roberto Pascual, por la Real Academia Gallega; Arantzazu Fernández, por la Real Academia de la Lengua Vasca; Marina Gustà, por el Instituto de Estudios Catalanes; Rafael González Cañal, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas; Ignacio del Moral, por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE)-Asociación de Autores de Teatro (AAT); Francisco Javier Díez de Revenga, por la Asociación Española de Críticos Literarios; Magis Iglesias, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España; Ana Zamorano, por el Centro de Estudios de Género de la UNED, y Julio Huélamo, por el ministro de Educación, Cultura y Deporte.
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